miércoles, 24 de octubre de 2012

"La Divina Comedia" (contextualización)

INFORMACIÓN GENERAL SOBRE LITERATURA DE LA EDAD MEDIA , DANTE ALIGHIERI Y “LA DIVINA COMEDIA”.

Unidad y diversidad de la Edad Media.

Durante siglos la Edad Media fue considerada como una época bárbara y brutal en que la inteligencia y la sensibilidad estuvieron amortiguadas por la ignorancia, la superstición y el oscurantismo. El adjetivo media es desdeñoso, porque implica que esta edad fue considerada como intermedia entre dos periodos de cultura auténtica: el antiguo, de la cultura greco-latina, y el moderno, del Renacimiento.

Recién el Romanticismo a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX demostró que la Edad Media debe ser apreciada como uno de los periodos más importantes y fecundos de la historia de la civilización occidental.

Se ha tendido a ver a la Edad Media como una época unitaria y homogénea sin atender a la enorme diversidad de las ideas, sentimientos y estilos que caracterizan, tanto en el campo de la religión, la filosofía y la política, como el de la literatura y el arte, a este periodo. Pero tampoco hay que caer en ver sólo la diversidad medieval, olvidando la tendencia hacia la unidad religiosa, social, filosófica y estética. Más que unitaria y uniforme, la cultura de la Edad Media fue universal.

Se ha hablado de una triple unidad medieval, a saber: religiosa, político-social y cultural. Conozcamos un poco de ellas:

Unidad religiosa dada por el Cristianismo como religión, el cual, si bien a lo largo de diez siglos se expandió y afianzó en Europa, tuvo que luchar contra numerosos movimientos heréticos. La Edad Media comienza con la caída del Imperio Romano de Occidente frente al empuje de las invasiones bárbaras en el siglo V d. C. En ese momento el Cristianismo tenía cinco siglos de existencia, sin embargo es recién a partir de este momento que cobra, como religión, su verdadera dimensión universal y se transforma en lo que conocemos como la cristiandad.

El hombre cristiano es un ser conflictual por excelencia; el primero que vive la existencia humana como un conflicto trágico y radical entre la vida y la muerte, entre lo natural y lo sobrenatural, entre la eternidad y el tiempo, entre el alma y el cuerpo, entre la culpa y la inocencia, entre el abismo del ser y el abismo de la Nada.

El Cristianismo hace que la creatura humana sea determinada existencialmente por una suprema trascendencia, y a la vez, por una máxima inmanencia: la verdad y la verdadera existencia están infinitamente más allá del hombre y del mundo y, sin embargo, ese más allá coincide, de alguna manera, con lo que el hombre tiene de más propio de sí e intransferible, y sólo puede ser descubierto y alcanzado dejándose hundir en la más secreta intimidad del alma personal. El alma y todo lo que existe tienen un más allá donde todo se cumple plenamente. El hombre y el mundo no están plenamente realizados en sí, sino más allá de sí. Para el cristiano, Dios se ha hecho temporal e histórico en la persona del Hijo: Jesucristo (éste es el misterio de la Encarnación). Si el nacimiento de Cristo (figura histórica) significa la temporalización de la eternidad (Dios a través de su hijo se hace temporal e histórico), también significa la eternización del tiempo. La idea de Redención (Salvación) coloca a Jesús en la situación paradójica de hacerlo contemporáneo de su tiempo.Esta idea, trasladada a la humanidad, da como resultado el hecho de que el hombre puede hacerse eterno, surgiendo la idea de la Salvación. El hombre bueno, virtuoso, se salva, y logra así la vida eterna; también el pecador es condenado al sufrimiento eterno.

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